La crisis del agua de la Ciudad de México
La trayectoria de cada gota que pasa por la Ciudad de Mi(C)xico expresa una historia heroica, trigica, inacabada, de crecimiento urbano y desarrollo humano. A lo largo de una semana, The Guardian siguio esta trayectoria
Cuando una tormenta se abate sobre la Ciudad de Mi(C)xico, la lluvia no solo cae, sino que insiste. Comienza a media tarde como un ligero golpeteo sobre ventanas y parabrisas, despui(C)s arrecia con una precipitacion vespertina que convierte los salpicones en charcos, hasta que finalmente -mediante un climax nocturno de truenos y relimpagos que caen desde los distantes volcanes- el aluvion borbotea por el desagi1/4e y las hondonadas, hasta convertir el goteo sobre los riachuelos en torrentes bajo los tineles. Las inundaciones sirven para recordar el orden natural de las cosas: el agua es oriunda de aqui.
Este hecho geologico, historico, es una de las razones por las que los aztecas construyeron aqui, hace 700 anos, una ciudad de jardines flotantes que llego a ser conocida como "La Venecia del nuevo mundo". Sin embargo, los grandes lagos que alguna vez ocuparon la llanura fueron gradualmente secados por los pobladores. En el siglo XVI, los conquistadores espanoles aceleraron el proceso a pasos agigantados, y los ingenieros modernos casi han finalizado la labor, al reemplazar las cii(C)nagas lacustres con un oci(C)ano gris de concreto, pavimento y acero que, tan solo en el cuadrante central de la ciudad, hoy acoge a casi nueve millones de habitantes.
